La Vida Secreta de Walter Mitty (2013)
Director: Ben Stiller
Intérpretes: Ben Stiller (Walter Mitty) / Kristen Wiig (Cheryl Melhoff) / Adam Scott (Ted Hendricks) / Shirley MacLaine (Edna Mitty) / Adrian Martinez (Hernando) / Sean Penn (Sean O'Connell) / Patton Oswalt (Todd Maher) / Kathryn Hahn (Odessa Mitty) / Ólafur Darri Ólafsson (Piloto del helicóptero) / Gunnar Helgason (Dueño del hotel) / Ari Matthíasson (Marinero) / Þórhallur Sigurðsson (Capitán del barco) / Jon Daly (Tim Naughton) / Terence Bernie Hines (Gary Mannheim) / Marcus Antturi (Rich Melhoff) / Paul Fitzgerald (Don Proctor) / Alex Anfanger (Socio de Ted) / Kai Lennox (Phil Melhoff) / Joey Slotnick (Administrador de la residencia) / Grace Rex (Amiga de Cheryl)
Duración: 114 minutos
Sinopsis: Walter Mitty es el retraído responsable de la sección de fotografía de la revista Life, que vive su vida de forma vicaria a través de sus múltiples fantasías y ensoñaciones. Sin embargo, un día se verá obligado a enfrentarse a la [...]
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Estreno 25 de Diciembre de 2013

CRÍTICA

De un tiempo a esta parte parece estar floreciendo una especie de género que podría denominarse ‘cine corporativo’. Películas hechas, con mayor o menor sutileza, con absoluta intención de ensalzar las grandezas y bondades de grandes compañías de calado internacional. Lo vimos hace poco en Los Becarios, en lo que parecía un publirreportaje de la gestión de Google, lo hemos visto camuflado bajo la descripción de sus creadores, tanto en La Red Social y Jobs, a mayor gloria de Facebook y Apple, lo vimos hace unos años de fondo en la historia de un naufragio que no perdía la oportunidad de destacar la profesionalidad de los empleados de Fedex, e incluso este mismo año hemos visto una película española, Viral, donde la cadena Fnac tenía un protagonismo inusitado. La Vida Secreta de Walter Mitty (2013), remake de una película de 1947 dirigida por Norman Z. McLeod y protagonizada por Danny Kaye, no incorporaba esta nueva moda, pero Steve Conrad, adaptando la obra original, parece haber encontrado la forma de convertir la historia de este hombre que sueña despierto en toda una loa sin paliativos a una revista histórica como la estadounidense Life.

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Que no digo yo que tan magna publicación no se merezca un homenaje por sus servicios durante más de un siglo. Lo que molesta un poco es la forma tan exagerada de hacer girar toda la trama para alabar el esfuerzo de los trabajadores de la edición impresa que dejó de publicarse en 2007 para existir solo a través de Internet. Al final todo queda reducido a la historia de una foto. Si hubiera sido desde el comienzo el leitmotiv (con ciertos tintes de macGuffin), el resultado podría haber sido algo más positivo, pero el problema surge cuando empiezas queriendo contar una cosa y acabas centrándote en otra paralela olvidando casi la idea primigenia, que de alguna forma se convierte en el centro de todo: las ausencias.

Ausencias de un personaje introvertido, también llamadas idas de olla, que vive su personal romance imaginario con una compañera de trabajo, y que ve como su aburrida vida salta por los aires ante una improvisada aventura que la llevará a recorrer medio mundo. Resumido así parece que estuviéramos ante algo entrañable y asombroso, pero en realidad es un globo que de se va desinflando poco a poco y dichas ausencias empiezan a extenderse por todo el guión. En un claro ejercicio de ir de más a menos, nos encontramos con la ausencia de las ausencias, valga la redundancia, para pasar un poco por la ausencia del romance, y acabar por la ausencia de ver algo realmente grande cuando la resolución produce cierta vergüenza ajena por la desfachatez del espacio publicitario de hora y pico que acabamos de tragarnos.