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Crítica - Aguas Pantanosas

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'Notable film que demuestra la capacidad de Jean Renoir de adaptarse a la cultura americana'

08/06/2013 - Por Dr. Mabuse

(4/5)

Cuando el ejército alemán invadió Francia en 1940, Jean Renoir se convirtió en uno de los muchos directores de cine europeos que emigró a Estados Unidos en busca de refugio. Curiosamente, uno esperaría que el primer film realizado por el director galo en Hollywood fuera una de esas elegantes películas con distinguido tono europeo adaptadas al estilo de cine norteamericano, algo así como lo que había estado haciendo Ernst Lubitsch todos esos años. Nada más lejos de la realidad, su primer trabajo hollywoodiense fue una película totalmente americana, como si el director quisiera demostrar su versatilidad o su reticencia a encasillarse en un tipo de cine.

El protagonista es el joven Ben Ragan, que vive en un pequeño pueblo sureño al lado de un pantano donde muchos hombres han perecido al perderse entre sus aguas o ser devorados por caimanes. Un día se interna en sus aguas en busca de su perro pese a la advertencia de su padre Thursday, y se encuentra con Tom Keefer, un fugitivo de la justicia que iba a ser ahorcado y se esconde en ese terreno. Tom es la única persona que conoce el pantano y sus peligros, e inicialmente decide no ayudar a Ben a volver a casa para que no le delate, pero al final se hacen amigos y deciden llevar a cabo un trato: Ben irá regularmente a visitar a Tom, quien le ayudará a cazar animales por zonas del pantano en las que nadie se interna por miedo a perderse. A cambio, la mitad del dinero que saque por esas pieles queda en manos de Ben y la otra va a parar a Julie, la hija de Tom que actualmente trabaja como criada para una familia del pueblo. Sin embargo este idílico trato pronto causará problemas a Ben: su padre Thursday le retira la palabra por desobedecerle, su novia Mabel no aprueba que esté tanto tiempo ausente y la sospecha de que Tom en realidad es inocente se hace cada vez mayor.

En mi opinión Aguas Pantanosas , con su prototípica historia de falso culpable, destaca sobre todo por dos cualidades: su reparto y la excelente ambientación del escenario de la película. En lo que se refiere al primer punto, el film cuenta entre sus protagonistas a dos futuras estrellas que por entonces aún estaban empezando en el mundo del cine, Dana Andrews y Anne Baxter, que hacen unas buenas interpretaciones, sobre todo en el caso de Andrews, un actor con ciertas limitaciones pero que solía ser muy solvente en los papeles apropiados.

En lo que se refiere a los secundarios, el film cuenta con un reparto de primer nivel que refuerza el trabajo de Renoir. Walter Brennan, uno de los más grandes secundarios del Hollywood clásico, borda el pequeño papel de Tom, ese hombre bueno en el fondo pero que no puede evitar desconfiar de los demás después de haber sido acusado erróneamente. Sobre ese portento llamado Walter Huston hay que volver a recordar qué grandísimo actor era y lo injustamente olvidado que está hoy en día, su capacidad para dotar de vida y profundidad cualquier papel que le dieran era prodigiosa, incluso en personajes secundarios y algo estereotipados como el padre de Ben.
Pero realmente los aciertos de reparto llegan incluso a los papeles más pequeños, interpretados por grandes nombres como John Carradine y por otros no tan conocidos pero cuyos rostros reconocerá todo aficionado al cine clásico, como Eugene Pallette, que encarna al sheriff.

El otro gran pilar del film es la fabulosa ambientación que consigue recrear a la perfección el pantano en que se desarrolla la acción. Aguas Pantanosas es una de esas películas que se basan en gran parte en un escenario concreto, cuya ambientación y estilo visual impregnan todo el metraje. Es por eso que resulta tan importante la recreación del pantano ayudada por la fotografía de J. Peverell Marley y, claro está, la cuidada puesta en escena de Renoir. El trabajo de Renoir tras la cámara no sobresale tanto como en sus anteriores obras francesas, lo cual es lógico dado lo difícil que resulta dejar la huella de autor en los productos de Hollywood de la época, pero aún así se nota la presencia de un auténtico maestro tras la cámara.

La importancia del pantano no solo reside en la ambientación del film, con ese tono tan típicamente sureño, sino en uno de los temas principales de la película: la naturaleza como un lugar de paz y refugio en contraste con la civilización corrupta. Tom se refiere continuamente al pantano como su nuevo hogar, donde puede vivir por fin tranquilo. Incluso cuando es atacado por la naturaleza (una serpiente en este caso), sobrevive milagrosamente, únicamente ayudado por su fuerza de voluntad que le impide morir. Es decir, está más seguro entre animales salvajes que entre los hombres, que pretenden ahorcarlo.
También Ben encuentra cierta armonía en sus encuentros con Tom en contraste con todos los problemas que ha de afrontar en el pueblo, y por ello no tarda en confiar instintivamente en el fugitivo de la ley.

Por eso resulta tan importante que en la escena final Ben deba demostrar a Tom que está de su parte exponiendo su vida: el retorno de Tom a la civilización implica volver a confiar en los hombres dejando atrás la sencillez de la naturaleza, por eso es lógico que le pida a Ben, su último nexo con la civilización, una prueba de su sinceridad para poder volver a confiar en el hombre.

No obstante, el último plano de la película guarda cierta ironía. Tom, ya reintegrado en la sociedad, se encuentra en una sala de baile y contempla todo desde la distancia, con cierta extrañeza. Y mientras todos bailan con su pareja, él está agarrado a Trouble, el perro de Ben al que siempre ha profesado un cariño especial. Renoir nos subraya así que Tom ha vuelto a la sociedad, pero que en el fondo parece seguir sintiéndose más seguro con un animal que con el hombre.

Extraída de El Gabinete del Doctor Mabuse.

 

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