CINeol

O utiliza la Búsqueda Avanzada




Crítica - De tu ventana a la mía

Poster

'Rescatando a Virginia Woolf'

08/03/2012 - Por José Hernández

(3/5)

De tu ventana a la mía
Director: Paula Ortiz
Intérpretes: Maribel Verdú (Inés) / Leticia Dolera (Violeta) / Luisa Gavasa (Luisa) / Roberto Álamo (Paco) / Pablo Rivero (Manuel) / Carlos Álvarez-Nóvoa (Tío Fernando) / Cristina Rota (Isabel) / Fran Perea (Pedro) / Luis Bermejo (Valentín) / Ramón Barea (Marín) / Julián Villagrán (Jesuso) / María José Moreno (Tía Carmen) / Álex Angulo (Médico)
Duración: 100 minutos
Sinopsis: Inés, Violeta y Luisa. Tres mujeres en diversas épocas. Tres edades. Tres paisajes. Tres silencios, y un amor que se entreteje como el hilo de un ovillo mágico que rueda de una a otra mientras cosen tras la ventana. Hasta que [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 9 de Marzo de 2012

CRÍTICA



El cine de vocación femenina es un bien escaso. Una de las pocas cintas que han explorado en los últimos años los problemas de las mujeres es Las Horas. A través de tres historias entrelazadas situadas en tres épocas distintas, la cinta retrataba los conflictos personales que vivían las protagonistas en una sociedad que atenazaba su libertad y las intentaba pisotear.


(Más imágenes en su galería)



De tu Ventana a la Mía es una especie de respuesta española a la película de Stephen Daldry. Como en aquel filme, el de Paula Ortiz presenta tres historias independientes centradas en mujeres en distintos momentos temporales. El lugar de Virginia Woolf durante la concepción de La Señora Dalloway lo ocupa Violeta (Leticia Dolera), una joven burguesa enferma de amor en un paraje de los Pirineos, en 1923. El de la ama de casa de los 50 interpretada por Julianne Moore se convierte aquí en Inés (Maribel Verdú), una campesina embarazada que ve cómo su marido es encarcelado poco después de terminar la Guerra Civil. Y mientras Las Horas centraba su última historia en el presente y en el sida, la del filme español viaja hasta la Transición para retratar a Luisa (Luisa Gavasa), una mujer madura enferma de cáncer que se da cuenta de lo poco que ha vivido y amado.

Tanto en una como en otra la intención es muy clara: hablar de cómo las mujeres tiene que enfrentarse a los prejuicios, el machismo, la intolerancia, la opresión y a sus propios demonios personales para sobrevivir en un mundo adverso que intenta derribarlas. La diferencia está en el objetivo final, ya que mientras el filme de Stephen Daldry se contenta con diseccionar los motivos del dolor y el sufrimiento para que el espectador se identifique con los personajes y los acompañe en su viaje emocional, la cinta de Paula Ortiz busca además transmitir un mensaje de esperanza, autonomía y fuerza. El calvario que atraviesan sus protagonistas les sirve para convertirse en personas más seguras de sí mismas, más dispuestas a luchar con garras y dientes por lo que tienen y por lo que desean; son mujeres que no renuncian a sus sueños pese a que el mundo intenta arrebatárselos.

No es que el filme sea perfecto, ya que cuenta con varias limitaciones de gran calado. Por un lado, la carencia de cualquier interconexión argumental entre las historias hace que estas, a diferencia de lo que ocurría en la película de Daldry, no consigan formar un todo. Cada sección funciona por separado, pero el conjunto es solo la suma de estas partes, no se sublima con su adición en algo más complejo. Por otro lado, el desarrollo de las historias es correcto, pero tanto la de Violeta como la de Inés son demasiado tópicas y deudoras del esquema clásico de sus correspondientes planteamientos. La primera está muy influenciada por el romanticismo desatado, trágico y folletinesco del cambio de siglo; la segunda es un mero relato de posguerra de los que tantos hemos visto en el cine español. Frente a ellas, la que destaca sin lugar a dudas es la de Luisa, y no solo porque Luisa Gavasa ofrezca la mejor interpretación del elenco (que por otra parte, realizan una labor intachable), sino porque su historia y sus conflictos son los menos manidos, y su evolución la más interesante y sincera.

Lo que es a todas luces destacable de esta película es el trabajo visual de Paula Ortiz, que cuida cada plano y cada imagen como si de un cuadro se tratase, empleando además una variedad de recursos para explotar las diferencias contextuales y temporales entre las tres historias, los distintos escenarios en los que se mueven los personajes (un bosque de montaña, un páramo desértico, una ciudad). Su belleza formal es en muchos momentos hipnótica, arrebatadora, estimulante, delatando un enorme talento pictórico, aunque en otros puede llegar a saturar por excesiva. Hay escenas, de hecho, en las que su propuesta estética puede pecar de cursi, de vacío o de utilizar una simbología demasiado obvia, sobre todo en la escena que cierra la película, cuya catarsis es demasiado pretenciosa e incluso panfletaria. Por suerte estos momentos de exceso no logran desvirtuar su fuerza estética, más señalada tanto por tratarse de una directora debutante como por venir de la cinematografía de nuestro país, que no se caracteriza precisamente por el cuidado formal ni por la belleza visual de sus películas.

Así, el resultado es una película cargada de sensibilidad, con una estética apabullante y que juega en el campo de las emociones a flor de piel (que, según se acepte la artificiosidad de su construcción o no, puede ser motivo de llantina descontrolada o de rechazo visceral). Un filme de calidad con ciertas limitaciones argumentales, pero que sin duda es necesario, porque no abundan las historias sobre mujeres en el cine. Y es una pena, porque son un territorio tan fértil como en muchos sentidos inexplorado.

 

Visitada: 3706 veces






Puntuación de los Usuarios

6.36

(7 votos/4254 visitas) - Estadísticas >>