Sherlock Holmes: Juego de sombras
Director: Guy Ritchie
Intérpretes: Robert Downey Jr. (Sherlock Holmes) / Jude Law (Dr. John Watson) / Jared Harris (James Moriarty) / Noomi Rapace (Madam Simza Heron) / Stephen Fry (Mycroft Holmes) / Paul Anderson (Sebastian Moran) / Kelly Reilly (Mary Watson) / Rachel McAdams (Irene Adler) / Thierry Neuvic (Claude Ravache) / Affif Ben Badra (Tamas) / Geraldine James (Mrs. Hudson) / Wolf Kahler (Doctor Hoffmanstahl) / Eddie Marsan (Lestrade) / William Houston (Clark)
Duración: 129 minutos
Sinopsis: Sherlock Holmes siempre ha sido el más listo de todos… hasta ahora. Y es que hay una nueva mente maestra del crimen suelta, el profesor Moriarty, quien no solo está a la altura intelectual de Holmes, sino que posee también una [...]
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Estreno en España: 5 de Enero de 2012

CRÍTICA

Reza el dicho y suele ir cargado de razón que segundas partes nunca fueron buenas. Obviando las escasas excepciones a la regla no escrita, es hasta lógico que lo que una vez funcionó para crítica y público - en general más veces por lo segundo - no alcance los mismos objetivos al estirar el chicle. Son varios los factores que pueden influir, desde desgaste de los personajes, que el guión no esté a la altura del primero, y centrándonos en un género como la acción, que el villano y/o las aventuras de los personajes flojeen con respecto a su precursora. En todos estos baches se ha metido la continuación de la exitosa Sherlock Holmes (2010) de Guy Ritchie, quién sabe si entre otras cosas por la premura con la que han tratado de sacarle otra tajada rápida a la taquilla.

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La realidad es que esta continuación tropieza en todos los aspectos que hacen que salga perdiendo en la comparación. El tono oscuro que tan bien servía al trasfondo sobrenatural de la primera entrega aquí se torna excesivo y más con el tono general de la trama. Trama por otra parte que parece más propio de otros iconos aventureros y que poco o nada sirven al sobrado intelecto seña de identidad del detective de Baker Street. Entre la capacidad para disfrazarse más propia del inspector Clouseau, la diversidad de escenarios internacionales más propia de Tintín, o la naturaleza y propósitos del villano de turno más propios de la saga James Bond, poco queda de la esencia innata que uno atribuye a Holmes.

Ni siquiera la némesis por antonomasia de Sherlock como es el profesor Moriarty llega a ofrecer el duelo psicológico que uno espera de dos de las mentes más calculadoras que ha dado la historia de la literatura detectivesca. En lugar de explotar la faceta de una inteligencia sin igual para el crimen, Jared Harris aparece retratado como decía más arriba por el villano al uso del agente 007, dejando una sensación de desaprovechar al personaje y alargando la sombra de Mark Strong en la primera entrega. Lo mismo ocurre con las otras dos caras nuevas de la secuela. Noomi Rapace luce palmito sin los piercings que la afeaban en la saga Millennium y Stephen Fry trata de hacer lo propio como el hermano de Sherlock Holmes, pero por la propia pobreza del guión sus personajes quedan desdibujados en el batiburrillo del argumento y no llegan a aportar apenas al conjunto.

A eso se une el exagerado tiempo que se toma Guy Ritchie - practicamente la mitad del metraje - para hacer la presentación de personajes, cosa innecesaria para una secuela que solo tiene explicación si el trabajo no estaba bien hecho en la primera entrega o si se quiere añadir algún dato desconocido que aporte algo a la historia. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Provoca más sensación de relleno que de situaciones relevantes para la historia. Aún así el resultado no desluce del todo. Podría decirse que ofrece lo mismo que la primera... pero algo peor. Lo que si convendría decirle a Guy es que esa marca de la casa como es la ralentización de imagen en las escenas de acción, en pequeñas dosis funciona y de hecho es la seña de identidad del director, pero a cucharones empalaga. A la escena del bosque me remito.