Transformers: El lado oscuro de la Luna
Director: Michael Bay
Intérpretes: Shia LaBeouf (Sam Witwicky) / Rosie Huntington-Whiteley (Carly Spencer) / Josh Duhamel (William Lennox) / John Turturro (Simon Simmons) / Peter Cullen (Voz de Optimus Prime) / Patrick Dempsey (Dylan) / Frances McDormand (Mearing) / Leonard Nimoy (Voz de Sentinel Prime) / Tyrese Gibson (Robert Epps) / Alan Tudyk (Dutch) / John Malkovich (Bruce Brazos) / Hugo Weaving (Voz de Megatron) / Julie White (Judy Witwicky) / Kevin Dunn [I] (Ron Witwicky) / Lester Speight (Eddie) / Keith Szarabajka (Voz de Laserbeak) / Charles Adler (Voz de Starscream) / George Coe (Voz de Que / Wheeljack) / Reno Wilson (Voz de Brains) / Ken Jeong (Jerry Wang) / Glenn Morshower (General Morshower) / Frank Welker (Voz de Soundwave / Shockwave / Barricade) / Jess Harnell (Voz de Ironhide) / Ravil Isyanov (Voshkod) / Elya Baskin (Dimitri) / Eugene Alper (Yuri) / Robert Foxworth (Voz de Ratchet) / Tom Kenny (Voz de Wheelie) / Anthony Azizi (Sulemani) / Markiss McFadden (Baby Face) / Keiko Agena (Secretaria de Mearing) / Kevin Sizemore (Stevens)
Duración: 154 minutos
Sinopsis: En 1963, la NASA detecta un ovni que colisiona contra la Luna. La carrera espacial no es más que una tapadera para llegar hasta él, y la misión del Apolo 11 entra por primera vez en la nave estrellada, un viejo [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 29 de Junio de 2011

CRÍTICA

Yo creo que estaremos todos de acuerdo en el peligro que supone darle un gran presupuesto y vía libre a Michael Bay. Si su ya extensa filmografía siempre se ha movido por el lema olímpico mal entendido (más fuerte, más rápido, más de todo…), desde que se junta con Steven Spielberg para dar vida a los robots más camaleónicos del universo, su ansia por superarse a sí mismo se eleva a la máxima potencia.

(Más imágenes en su galería)

En la primera entrega de la franquicia podría decirse que se contuvo un poco. Apostó o apostaron (él y Steven) por unos efectos especiales espectaculares que sorprendieron a más de uno que a estas alturas digitales ya está curado de espanto. Trató de repetir la fórmula con su continuación, pero descompensando las proporciones: menos guión (sí, menos aún), más robots, más complejos, más acción, más de todo. ¿Qué se podía esperar de esta tercera entrega? Pues la misma desproporción. Ni más ni menos.

En ese sentido no decepciona. No creo que nadie encuentre algo distinto a lo que se espera. Los que después de la segunda entrega tengan ganas de más, se van a hartar. Los que después de la secuela tuvimos bastante… toma dos tazas. Aquí ya la exageración se eleva a la máxima potencia. Presenta un arranque cuanto menos curioso, todo sea dicho. Eso de recrear el alunizaje de 1969 para situar el arranque del guión queda hasta decente, y ver participar al verdadero Buzz Aldrin del homenaje queda hasta simpático. El problema debe ser que el guionista estaría cobrando por horas y llegado un punto le mandaron a casa, porque aunque la cinta no escatima en metraje (¡¡150 minutos!!), la última hora y media está entregada a la acción más desenfrenada que uno recuerde. Bay rompe todos sus útiles de medida y se entrega a la acción sin respiro. Sin historia también, correcto, pero los que quieran ver robots dándose de leches van a acabar saturados.

Y eso es todo. No hay más. Tal es la entrega en pos del espectáculo que todo lo demás queda en segundo plano. Da igual queFrances McDormand y Patrick Dempsey cumplan con sus roles si luego pasas vergüenza ajena con John Turturro y John Malkovich. Da igual disfrutar de la voz en la versión original de Leonard Nimoyy si a cambio tienes que ver a Josh Duhamel repetir su personaje de las dos entregas anteriores; esto es: correr y disparar al aire. Lo que no da igual es ver como la estrella que prometía ser Shia LaBeouf empieza a perder brillo a cambio de encasillamiento. En lo que parece haber escarmentado Bay es en la protagonista femenina. Para evitar tener problemas con la sustituta de Megan Fox, ha optado por poner directamente un florero. Ángel de Victoria’s Secret, sí, pero florero sin concesiones. Podría decirse que es una versión minimalista de su película: que luzca presencia, aunque esté vacía.