Cisne Negro
Director: Darren Aronofsky
Intérpretes: Natalie Portman (Nina Sayers) / Vincent Cassel (Thomas Leroy) / Mila Kunis (Lilly) / Barbara Hershey (Erica Sayers) / Winona Ryder (Beth MacIntyre) / Benjamin Millepied (David) / Ksenia Solo (Veronica) / Kristina Anapau (Galina) / Janet Montgomery (Madeline) / Sebastian Stan (Andrew) / Toby Hemingway (Tom)
Duración: 108 minutos
Sinopsis: Nina Sayers es una bailarina emergente que consigue el puesto de sus sueños: el papel principal en la nueva versión de [I]El Lago de los Cisnes[/I] que prepara el director de su compañía, el francés Thomas Leroy. Frágil, nerviosa y siempre [...]
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Estreno en España: 18 de Febrero de 2011
CRÍTICA
Si el cine de
Christopher Nolan se caracteriza por mostrar continuamente a personajes atormentados con diversos traumas mentales,
Darren Aronofsky es el poeta de las obsesiones enfermizas. Si ya las retrató en sus anteriores trabajos, desde el matemático de
Pi, fe en el caos, pasando por los distintos tipos de adicciones de los personajes de
Réquiem por un sueño o de la busca de una cura imposible en
La Fuente de la Vida, incluso con el aferramiento a una vida nada saludable de los personajes de
El Luchador (2008), en esta ocasión se centra en un mundo con tanta presión psicológica como es el de la danza, donde todos ansían el puesto que solo puede ocupar una persona.
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Este mundo que el cine ha querido mostrar en varias ocasiones con un ambiente de competencia malsana, se ve acentuado al representar El lago de los cisnes, obra que representa la angustia que sufre una enamorada cuando otra usurpa su lugar a base de engaños. Aronofsky traslada la ficción del ballet de
Tchaikovsky a la ficción de la compañía donde una espléndida
Natalie Portman ve amenazado su recién estrenado liderazgo por una advenediza
Mila Kunis (que perfectamente podría ocupar la nominación que ocupa
Amy Adams en los Oscar) a costa de una guerra psicológica que por momentos hace dudar de su autenticidad o si es fruto de la psicosis que sufre la protagonista.
Para ahondar más si cabe en tan enfermizo ambiente, Aronofski presiona aún más a su bailarina principal enfrentándola a una gran
Barbara Hershey en el rol de la madre opresiva que llega a recordar en ciertas situaciones a la intimidante Piper Laurie de
Carrie (1976), y tratando de ganar el favor del coreógrafo con el asimétrico rostro de
Vincent Cassel. Si algo ha venido demostrando Aronosfki en su filmografía es una dirección de actores encomiable, sacando el máximo rendimiento de los intérpretes sin restar importancia a unos personajes perfectamente dibujados en los respectivos guiones que componen su trayectoria como director. A
Natalie Portman no hace falta descubrirla ahora. Es una actriz bien considerada por una carrera que comenzó siendo niña, pero el viaje emocional que sufre su personaje en esta película consigue que nadie pueda poner en duda la cantidad de premios que esta recibiendo por su interpretación, y que como suele ocurrir, un artista brilla más si sus compañeros rallan a gran nivel a su lado.
El gran mérito de Aronofski es llevarse una historia en apariencia convencional a su terreno visual, mostrando la psicosis de su protagonista desde dentro, lo que al principio puede llegar a chocar, pero que muestra un resultado tan definido como desconcertante, sin perder un ápice de su personalidad, y eso en estos tiempos, está al alcance de pocos cineastas. El canto del cisne con el que cierra la obra es simplemente brutal.