Invictus
Director: Clint Eastwood
Intérpretes: Morgan Freeman (Nelson Mandela) / Matt Damon (Francois Pienaar) / Tony Kgoroge (Jason Tshabalala) / Patrick Mofokeng (Linga Moonsamy) / Matt Stern (Hendrick Booyens) / Julian Lewis Jones (Etienne Feyder) / Adjoa Andoh (Brenda Mazibuko) / Marguerite Wheatley (Nerine) / Leleti Khumalo (Mary) / Patrick Lyster (Mr. Pienaar) / Penny Downie (Mrs. Pienaar) / Robin Smith (Johan De Villiers) / Langley Kirkwood (George) / Robert Hobbs (Willem) / Scott Eastwood (Joel Stransky)
Duración: 133 minutos
Sinopsis: Ambientada en 1995, después de que Nelson Mandela saliera de la cárcel y se convirtiera en presidente de Sudáfrica. El país celebró el campeonato del mundo de rugby, tras años de ser excluidos de las competiciones debido al apartheid. Evento que [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 29 de Enero de 2009

CRÍTICA

Cuando uno se entera de que Clint Eastwood ha hecho una película sobre la figura de Nelson Mandela, no es extraño que espere una película de gran contenido humano, y sin duda, una película que huele a premios por los cuatro costados. Si el propio Mandela señala a Morgan Freeman como la persona idónea para interpretarle en la ficción y éste acepta, no puede sino sumar más a lo ya esperado. Sin embargo, Eastwood, que a estas alturas de la vida ha conseguido por méritos propios convertirse en uno de los directores más apetecibles del momento, prefiere no escarbar demasiado y prefiere centrarse en un capítulo concreto de la historia ignorando todo lo demás.

(Más imágenes en su galería)

De hecho se basa en El factor humano, libro del periodista John Carlin que recoge el momento en que la copa del mundo de Rugby de 1995 propició ciertos cambios entre la población sudafricana. Arrancando con la toma de poder de Mandela y con una breve introducción a lo que representaban los Springboks (nombre popular de la selección sudafricana de rugby) en los coletazos del apartheid, la historia, siguiendo los patrones de la novela, se ciñe a la evolución de un equipo que pasó de ser una vergüenza para la mayoría de la población por ser un símbolo de la supremacía blanca, a ser un orgullo nacional ganando contra todo pronóstico a selecciones mucho más poderosas.

En cierta escena de la película, la secretaria personal de Mandela le cuestiona que en pos de unificar al país, si no puede arriesgar por algo más importante que el rugby. Esa misma pregunta se podría trasladar a Eastwood. De acuerdo en que la novela se centra en el aspecto deportivo, pero no se puede ignorar la historia política que acarrea el contexto histórico. No se puede ignorar que con Mandela se estaba llegando al final de una segregación racial que era la vergüenza de occidente y que el presidente anterior a Mandela empezó a desterrar del país, entre otras cosas, permitiendo por primera vez votar a la gente de raza negra, que sin duda se tradujo en la victoria de Mandela en las urnas. Sin embargo, en la cinta no encontramos ninguna mención al presidente de Klerk, ganador junto a Mandela del premio nobel de la paz por su lucha contra el apartheid. Eastwood prefiere lanzarse por el lado amable de la historia y tan solo suelta un par de pinceladas sobre el asunto.

Por todo esto, Clint pierde la ocasión de hacer una película valiente y cruda. La película posee gran calidad porque la parte deportiva tiene indudablemente su momento cinematográfico, pero tal y como está contado, podría pasar por la típica ficción de David contra Goliat y de cómo el afán de superación consigue hacernos mejores personas. En su lugar, se muestra una cinta cómoda, agradable y con un mensaje inocuo sobre una historia, real, no lo olvidemos, que no fue precisamente un camino de rosas. Pretender que un partido de rugby acabó con el racismo de una nación es cuanto menos, cuestionar la inteligencia del espectador.

En cuanto a aspectos puramente cinematográficos, Eastwood se mantiene con el paso de los años sin perder su gusto a la hora de rodar. En ese sentido no cabe ningún reproche ya que todos los aspectos técnicos están cuidados y por tanto, no se puede ignorar que es una gran película. La pena es que no haya profundizado en una historia que daba para mucho más.