Capitalismo. Una historia de amor
Director: Michael Moore [II]
Intérpretes: Michael Moore [II] / Wallace Shawn
Duración: 127 minutos
Sinopsis: En 2008, Wall Street sufrió un colapso como no había tenido desde la Gran Depresión, forzando la bancarrota de muchos bancos y entidades financieras y auspiciando un plan de rescate multimillonario por parte de Gobierno. Fue uno de los muchos síntomas [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 9 de Enero de 2009

CRÍTICA

Michael Moore lleva 20 años ya contándole su verdad al mundo en forma de documental. Comenzó tomándola con el presidente de la General Motors en su Flint natal y viendo que a la gente le gustó su estilo, se volcó de lleno en una cruzada quijotesca contra George W. Bush (o Junior cómo a él le gusta llamarle). Lo último que supimos de él fue que estaba tirando de la manta del sistema sanitario estadounidense. En todos los casos ofrecía mensajes muy serios, vistos desde su peculiar prisma, pero cargados de un sarcasmo y una ironía que le han hecho ganarse al público asomándose sobre toda la montonera de conspiranoicos que copan los medios. Ahora, que políticamente su Moriarty particular ha pasado a mejor vida (y con ello el mundo entero), Michael enfoca su ira contra el sistema bancario que domina al mundo y que nos ha llevado a la peor crisis mundial que se recuerda en décadas y para ello relaja bastante sus sorna habitual, dado que el asunto no tiene ni puta gracia.

(Más imágenes en su galería)

Esta vez ni siquiera puede usar su eterno comodín de comparar su patria con sus vecinos del norte, ni tan siquiera con los avanzados europeos que tantas lecciones dieron en el pasado en sus otros trabajos. Esta vez es global. Desde luego no pierde ocasión para dale la colleja de rigor a George W. , pero esta vez su dedo señala a Ronald Reagan como el promotor de los polvos de donde proceden estos lodos y marca como inicio de este desastre al lobo capitalista vestido de cordero sueño americano. Y llegados al presente, lanza en voz alta la pregunta que todos nos hicimos cuando lo supimos: ¿Cómo se come que los gobiernos del mundo inyecten miles de millones de dólares a esos banqueros que han jugado al monopoly con el dinero de otros en vez de dedicarlo a ayudar a los que lo han perdido todo en una trampa que les era ajena? Supongo que habrá alguien capaz de dar una respuesta a esa pregunta. Otra cosa es que nos convenza su explicación mientras vemos que los bancos recuperan sus pérdidas mientras aplican embargos a la gente que sin comerlo ni beberlo se ven en la calle.

En otras ocasiones nos hemos reído mucho con Moore. Aparte de su buen sentido del humor, nos contaba historias que le pasaban a otros, se metía con su presidente, nos mostraba las miserias del pueblo estadounidense y hasta nos hizo ver que nuestro sistema sanitario no era tan malo como parecía. Esta vez ya no. Aunque se le escapa alguna coña tan propia de él, ni intenta frivolizar el discurso, ni nos hace gracia ver la que nos han liado. Quizás por eso este trabajo quede un poco por debajo de lo que nos tenía acostumbrados. Por qué más que disfrutarlo, nos cabreamos viendo lo que ha pasado.

Después de esto no sé que nos ofrecerá el bueno de Michael. Ya no tiene un presidente patético del que mofarse, su sistema sanitario ya ha quedado en evidencia y parece haber conseguido que Obama consiga ciertos apoyos para revisarlo. Ahora llama a la rebelión de la casi extinta clase obrera contra los que los han privado de lo que tenían. ¿Qué le queda ahora? Espero que vuelva a la carga pronto, porque aunque su estilo tienda a la exageración, lo cierto es que nadie cómo él es capaz de hacernos reir viendo la cruda verdad.