Millennium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina
Director: Daniel Alfredson
Intérpretes: Noomi Rapace (Lisbeth Salander) / Michael Nyqvist (Mikael Blomkvist) / Lena Endre (Erika Berger) / Per Oscarsson (Holger Palmgren) / Micke Spreitz (Ronald Niedermann) / Paolo Roberto (Paolo Roberto) / Yasmine Garbi (Miriam Wu) / Georgi Staykov (Alexander Zalachenko) / Peter Andersson (Bjurman) / Sofia Ledarp (Malin Erikson)
Duración: 126 minutos
Sinopsis: Lisbeth Salander se ha tomado un tiempo: necesita apartarse del foco de atención y salir de Estocolmo. Trata de seguir una férrea disciplina y no contestar a las llamadas ni a los mensajes de Mikael Blomkvist, que no entiende por qué [...]
Lea más en su ficha

Estreno en España: 23 de Octubre de 2009

CRÍTICA

El difunto Stiegg Larsson, autor de la trilogía Millenium y fallecido anteriormente a la publicación de sus enormemente exitosas novelas, debió intuir,una vez había terminada la primera, que quien de verdad engancharía al público no era el descafeinado (a pesar de su exagerada ingesta de café) Mikael Blomkvist, el anticuado periodista de investigación y azote de magnates corruptos a la par que casanova, sino en la enigmática y políticamente incorrecta hacker gótica Lisbeth Salander.

(Más imágenes en su galería)

De este modo, es esta investigadora con problemas de control de carácter y fumadora compulsiva la que aguanta, erigida como protagonista total, la trama de esta segunda parte de la saga Millenium en su versión fílmica como antes lo fue en su versión impresa.

“La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una caja de cerillas” (perfecta para los amantes de títulos cortos) profundiza en el tenebroso pasado de Lisbeth Salander y su peculiar (y desestructurada) familia, a la cual debe un par de traumas por lo menos y que le continuarán dando cada vez más problemas que tendrá que resolver.

La actriz encargada de dar vida a Lisbeth Salander, al igual que ocurría en la primera parte y ocurrirá en la tercera, es la sueca Noomi Rapace, que tanto físicamente como a nivel interpretativo consigue dotar a su personaje del carisma necesario para soportar el peso de la trama, sobresaliendo por el resto del reparto, que solventan la papeleta con actuaciones tan correctas como anodinas.

En la dirección, Daniel Alfredson suple a Niels Arden Oplev, cuya visión de la trilogía respeta estilísticamente, y suple su falta de personalidad con una realización eficaz de gran pulso.

En definitiva un buen entretenimiento que al igual que la primera parte mejora las novelas originales gracias a una gran capacidad de síntesis, que permite a los realizadores obviar gran parte del relleno que estas arrastran durante su inflado número de páginas. Lo que suele ser el mayor defecto de las adaptaciones literarias, se convierte aquí en una de sus mejores virtudes.


Pablo Díaz Jiménez