Los Límites del Control
Director: Jim Jarmusch
Intérpretes: Isaach De Bankolé (Hombre solitario) / Bill Murray (Americano) / John Hurt (Guitarrista) / Tilda Swinton (Rubia) / Gael García Bernal (Mexicano) / Paz de la Huerta (Desnuda) / Luis Tosar (Violinista) / Alex Descas (Creolle) / Jean-François Stévenin (Francés) / Youki Kudoh (Molecules) / Hiam Abbass (Conductor) / Héctor Colomé (Americano) / Óscar Jaenada (Camarero) / María Isasi (Camarera)
Duración: 116 minutos
Sinopsis: Un extraño y misterioso personaje debe finalizar en España un trabajo al margen de la ley y, durante el cumplimiento de su misión, se cruzará con una galería de extraños personajes. [...]
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Estreno en España: 2 de Octubre de 2009

CRÍTICA

Jim Jarmush es un personaje peculiar dentro de un mundo donde últimamente sólo triunfan las convencionalidades. Hay que agradecer pues que existan directores como él, capaces de aportar un matíz diferente al metraje de sus films, dando lugar a pequeñas-grandes joyas como Flores Rotas o Ghost Dog. Esta vez sin embargo ha llegado demasiado lejos, y a pesar del hermoso envoltorio con que se nos presenta (más aún para los españoles) el guión de la película consigue alcanzar niveles dignos de David Linch, donde parece que todo es una metáfora, un sueño, una ilusión...pero sin conseguir llegar a buen puerto.

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El actor Isaach De Bankolé interpreta al Hombre Solitario, un personaje que recorre la geografía española cumpliendo un cometido que se nos escapa y encontrándose por el camino con una serie de personajes que le indican la siguiente parada, siendo algunos de ellos representación nacional (Luis Tosar) o extranjeros (John Hurt, Tilda Swinton, Gabriel García Bernal o Bill Murray). El guión, como el mismo Jarmush reconoce, no tiene mucho más. Todos los diálogos con estos personajes son peculiares, algunos graciosos, otros desconcertantes, pero no se sabe muy bien a donde llevan. Puede que ni Jarmush lo supiera, pues para él la clave era plasmar en imágenes el viaje onírico de un hombre que no habla español y viaja por España para, aventuramos, luchar contra los límites a los que hace referencia el título de la cinta.

Con un ritmo pausado, lento, largas escenas de De Bankolé (cuyo personaje casi no habla) caminando por Madrid y Sevilla, o simplemente sentado en la cama o contemplando un cuadro, Jarmush nos hace presenciar un trayecto que tiene poco a poco menos de real y más de filosófico. No se puede objetar la mano hábil del director, la excelente fotografía, la psicodélica música...en definitiva todos los aspectos visuales, que entran muy bien por los ojos. El problema es que partiendo de un guión tan corto, con un interés más bien menor en explicar las motivaciones o intenciones, no se puede pretender atraer al espectador y hacerle disfrutar. Estamos ante una de las películas más personales de Jarmush, donde como mucho podemos apreciar imágenes, paisajes, detalles, personajes, pero todo ello revuelto en un onirismo cinematográfico que deja un sabor agridulce. Puede que esa fuera desde el principio la intención de su creador.