“21 Blackjack” es una de las últimas películas consagradas a algo tan intrínsecamente cinematográfico como los casinos y Las Vegas. Lamentablemente, carece del glamour y el savoir faire que caracterizaron a muchas de las películas clave en este sub-género, pero, en líneas generales,21 Blackjack se mantiene en el aprobado. Veamos.

El protagonista de la película es Ben Campbell, un joven prodigio de las matemáticas interpretado por Jim Sturgess. Acuciado por la falta de dinero para llevar a cabo su sueño (graduarse en Harvard) y gracias a su talento con los números, Ben es introducido en un pequeño grupo organizado que acaba de descubrir un método para asegurarse ganancias permanentes en el blackjack llevando un control de las cartas aparecidas. Con el profesor Micky Rosa (Kevin Spacey) como mentor, este grupo se dirige a Las Vegas para llevar a cabo exitosamente su método, gracias a un complejo sistema de señas, informantes y miradas. Como suele suceder en estos casos, la ambición desmedida, aliñada con envidias y relaciones pasionales ponen en jaque la armonía del grupo.

Y este es uno de los principales defectos de la película: es un “suele suceder” constante en el que los giros de guión se hacen demasiado previsibles. Esto, unido a un minutaje excesivo, deviene en una ligera sensación de aburrimiento que intenta ser mitigada por la estética elegida, de cámara pretendidamente ágil y edición atropellada. Pero en ello también fracasa la película, al acabar entrando en la gran plaga de nuestros días, la estética videoclip.

En lo interpretativo, la película mantiene el nivel gracias al saber estar de Kevin Spacey, un actor cuya presencia, aún en papeles mediocres, ha adquirido una prestancia propia de los grandes clásicos de otras épocas. Junto a él, el reparto que conforman el resto de actores representan lo mismo que sus personajes en la película: un maestro rodeado de alumnos, algunos mejores y la mayoría grises.

La película mantiene, sin embargo, algunos aciertos. En primer lugar, el enfoque del guión no deja de ser original, al otorgar a los protagonistas una picaresca mucho más científica que en otras películas del estilo. Además, aunque en términos generales sea decepcionante, no fracasa en llegar con éxito a su target de público, el joven. Para ello se ayuda excelentemente de una movida banda sonora, con el ojo bien puesto en las últimas tendencias del pop y la electrónica, como MGMT, LCD Soundsystem, Peter Bjorn and John o un remix de los Rolling Stones a cargo de Soulwax.