Dragonball Evolution
Director: James Wong
Intérpretes: Justin Chatwin (Goku) / Yun-Fat Chow (Maestro Roshi) / Emmy Rossum (Bulma) / Jamie Chung (Chi Chi) / James Marsters (Lord Piccolo) / Joon Park (Yamcha) / Eriko Tamura (Mai) / Randall Duk Kim (Abuelo Gohan) / Ernie Hudson (Sifu Norris) / Texas Battle (Carey Fuller) / Julian Sedgwick (Mr. Kingery) / Luis Arrieta (Weaver) / Mike Wilson (Hildenbrand) / Richard Blake (Agundes) / Ian Whyte (Oozaru) / Megumi Seki (Seki) / Shavon Kirksey (Emi) / Gabriela de la Garza (Avatar)
Duración: 85 minutos
Sinopsis: Goku es un adolescente que no encaja en su instituto. En casa vive con su abuelo, que le enseña artes marciales y a dominar su ki para controlar la energía de la naturaleza, pero no sabe nada de su pasado, que [...]
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Estreno en España: 8 de Abril de 2009

CRÍTICA

¿Dragon Ball? (1/5)

A la hora de afrontar la crítica de una película basada en un cómic debemos tener en cuenta el propósito del producto: puede tratarse de adaptaciones cuya finalidad es aproximarse al máximo a su obra original (300, Sin City, Watchmen); otras que se adaptan a los nuevos tiempos manteniendo su esencia o incluso mejorándola (Spiderman, Iron-Man, The Dark Knight) y por último las que simplemente toman del original los aspectos que les son más convenientes para crear un film que difiere totalmente de la obra en papel y realizar un espectáculo de efectos especiales para disfrute de los más pequeños. Por desgracia en Dragonball Evolution nos hayamos ante este último caso llevado a sus máximas consecuencias.

A estas alturas pocos habrá que no conozcan al menos en líneas generales las aventuras de Son Goku y compañía, pero tal y como los creadores de esta película reconocen “se trata de atraer a nuevo público al universo de Dragonball”, así que hagamos como si nunca hubiéramos oído hablar de Toriyama.

Goku (Justin Chatwin) es un joven inadaptado en la típica escuela norteamericana de chicos altos y fuertes que conducen deportivos, que aprende mientras tanto artes marciales (por llamarlo de alguna forma) de manos su abuelo Gohan (Kim Randall Duk). Desgraciadamente este fallece cuando Piccolo (James Marsters), un malvado extraterrestre, le intenta robar su Bola de Dragón, una de las siete existentes. Si Piccolo logra reunir todas ellas un deseo le será concedido (la destrucción de la Tierra, por supuesto, cosa que ya intentó hace 2000 años sin resultado). Goku, a petición de su moribundo abuelo busca la ayuda del Maestro Roshi (Chow Yun-Fat) para conseguir encontrar todas las Bolas, proseguir su entrenamiento, y detener a Piccolo. Por el camino se le unen una serie de personajes como Bulma, Yamsa o Chi Chi (la chica por la que suspira el protagonista)

Durante 90 minutos eternos asistimos a un espectáculo de efectos especiales decentes, peleas surrealistas y un argumento totalmente plano, con vagas referencias a la obra de Toriyama. Los personajes que se nos van presentando, a excepción de Goku, carecen totalmente de explicación o motivación; todos ellos, sin excepción, parecen sacados de otro mundo y colocados en un festín de clichés de cualquier película norteamericana para adolescentes. La mezcla de la “mitología” de las Bolas de Dragón con este universo real es simplemente lamentable, haciendo que el espectador asista atónito, escena tras escena, a un sinfín de situaciones ridículas, combinadas con algún Kame Hame Ha, máquinas futuristas, naves espaciales y un malvado que busca la destrucción total porque parece que eso era lo que le ordenaba el guión.

Resumiendo: un espectáculo que sólo podrá gustar a los más pequeños de la casa, acostumbrados a las cintas para adolescentes que nos llegan del otro lado del charco. Cualquier fan de Goku y compañía, aficionado al cine de acción, espectador ocasional sin nada que hacer un domingo de tarde, etc…por favor, hacedle un favor a vuestro bolsillo (y al séptimo arte) y no acudáis a ver este film.

P.D. Al parecer, tras la presentación de los personajes en esta primera entrega, se preparan las consecuentes secuelas, adentrándose más en los personajes. Que los hermanos Lumière y Toriyama nos pillen confesados.

Víctor Toyos