El Luchador (2008)
Director: Darren Aronofsky
Intérpretes: Mickey Rourke (Randy 'The Ram' Robinson) / Marisa Tomei (Cassidy) / Evan Rachel Wood (Stephanie Robinson) / Todd Barry (Wayne) / Wass Stevens (Nick Volpe) / Judah Friedlander (Scott Brumberg) / Ernest Miller [III] (El Ayatolah) / Mark Margolis (Lenny)
Duración: 115 minutos
Sinopsis: Randy 'The Ram' Robinson es un profesional de la lucha libre que tuvo su época de esplendor en los 80 y ahora sobrevive con peleas en circuitos de tercera categoría. El poco dinero que gana con ello y con su empleo [...]
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Estreno en España: 20 de Febrero de 2009

CRÍTICA

Náufragos (4/5)

A la hora de juzgar esta película, hay que agradecerle a Darren Aranofsky algunas cosas. Una de ellas es la sobriedad que ha utilizado para contar esta historia. Dejando atrás el espectáculo visual de La fuente de la vida o el montaje psicodélico de Réquiem por un sueño, opta por una escenografía natural, sin artificios, llena de lugares sencillos que no hacen sino enriquecer esta historia de perdedores en el ocaso de sus carreras, consiguiendo mostrar un enfoque sincero sobre un personaje abocado a la derrota.

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De hecho, esa puesta en escena más propia de una cinta de corte independiente, no hace sino recordar que en el fondo estamos ante lo que realmente está concebida como una película pequeña, siendo la gran calidad del resultado final lo que la aproxima a cotas superiores y ha conseguido llamar la atención por donde ha pasado, y esto se debe principalmente a la forma de contar la historia que ha elegido Aranofsky. Pero por mucho empeño que se ponga tras la cámara, si no tienes a un trío protagonista del calibre de los aquí presentes, la historia no terminaría de destacar.

Porque parece que la película la protagoniza solo Mickey Rourke, pero aunque sin duda es el motor de la historia, las actrices que le secundan hacen un poco más grande su personaje. Evan Rachel Wood sale en apenas tres escenas, pero qué tres momentos. Las tres escenas que comparte con su padre transmiten una emotividad que ralla a gran altura. A destacar sin duda la escena junto al mar cuando su padre le abre su corazón de par en par dando una dimensión superior a ambos personajes. El personaje de Marisa Tomei, espléndida a sus 44 años, podría tomarse como el contrapunto de Rourke cuando realmente, es un personaje sumamente paralelo al luchador. Ambos son dos náufragos aferrados a un pasado del que no quieren (o pueden) escapar y que hace bueno el dicho aquel de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Parece que Mickey Rourke haya resucitado con esta cinta y no sería del todo exacta esa afirmación. Cierto es que sus adicciones y una repentina afición por el boxeo a los que dedicó cinco años de su vida, le arrancó el status de estrella que empezó a labrarse en los 80, pero la verdad es que no se terminó de ir. Eso sí, los excesos de su vida le han dejado un rostro limitado para según que papeles y eso le ha tenido semioculto hasta hace un par de años cuando Robert Rodríguez le dio un papel en Sin city que bien podría haber interpretado sin maquillaje.

Sin duda la imagen de su rostro le iba perfecto a Randy “The ram” Robinson. Aunque hablemos del resurgir de Rourke, lo cierto es que va a ser muy difícil por no decir imposible que se vuelva a encontrar un personaje que le venga tan a la medida, y no hablemos ya de posibilidades de ganar un Oscar. Es ahora o nunca. Hablar de vidas paralelas entre actor y personaje no sería muy preciso. Mientras Rourke bajó a los infiernos, Randy no se ha dado cuenta de que ya esta allí. En una de las primeras escenas suena una canción de Cinderella cuyo título reza “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, y no puede ser más apropiado. La decadencia de su estrella arrastrándose por rings de mala muerte o el patetismo que desprende la firma de autógrafos junto a otras viejas glorias no le dejan ver que el verdadero combate lo tiene fuera de las tres cuerdas, y es solo tras un momento crucial cuando se da cuenta de que su vida necesita un golpe de timón: escapar de su encierro en los años 80 entre heavy metal y nintendos, aunque en el fondo sabe donde tiene a lo que puede considerar familia. Su personaje lo define claramente en una frase: El único sitio donde me hago daño es ahí fuera (del ring).

Empezaba diciendo que había que agradecer varias cosas al director, y otra de las que hay que destacar es su sobriedad hasta el final. Podía haber optado por una final efectista, ejerciendo de épica. Podía haber buscado el típico final feliz para terminar de redimir a su personaje. Podía sin duda haber elegido entre varias posibilidades porque nos había transportado hasta ese momento con las emociones de los personajes a flor de piel, pero fiel a lo que nos ha mostrado en los cien minutos anteriores, se decanta por el final más honesto que podía poner el broche final a esta historia. Y eso sin duda, la hace más grande.

Miedo da pensar que hubiera salido si la primera opción para el papel, Nicolas Cage, hubiera hecho esta película.