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Crítica - Los Líos de Gray

Poster

'Mala'

12/07/2007 - Por Korben Dallas

(1/5)

Los Líos de Gray
Director: Sue Kramer
Intérpretes: Heather Graham (Gray) / Tom Cavanagh (Sam) / Bridget Moynahan (Charlie) / Molly Shannon (Carrie) / Alan Cumming (Gordy) / Sissy Spacek (Sydney) / Rachel Shelley (Julia Barlett) / Bill Mondy (Jordan Phillips) / Warren Christie (Trevor Brown) / Don Ackerman (Conrad Spring) / Campbell Lane (Harry) / Samantha Ferris (Elaine) / Benjamin Ratner (Derek) / April Telek (Lana Valentine) / Patti Allan (Evelyn) / Kathryn Kirkpatrick (Carla) / Casey Dubois (Chico en el parque) / Gloria Gaynor (Ella misma)
Duración: 96 minutos
Sinopsis: Gray y su hermano Sam están muy unidos: comparten un loft en el centro de Nueva york y a los dos les gusta bailar, ver pelis clásicas y salir a correr por Central Park. Sus gustos son tan similares que los [...]
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Estreno en España: 4 de Julio de 2007
Nota I.M.D.B.: 5,7/10 (816 votos)



CRÍTICA



Sue Kramer debuta en la gran pantalla con este (su) guión de Los líos de Gray, una historia inspirada en su hermana y que pretende afianzarse como una refrescante comedia romántica diferente a todo lo visto anteriormente.
Gray (Heather Graham) y Sam (Tom Cavanagh) son hermanos. Parecen la pareja perfecta, viven juntos, bailan como Ginger y Fred y todos les consideran como matrimonio más que como familia. La situación cambia cuando entra en escena Charlie, (Bridget Moynaham) la encantadora novia de Sam, a quien también adora Gray, hasta tal punto que acaba enamorada de ella y descubre así su homosexualidad. A partir de entonces, Gray comenzará un viaje de autodescubrimiento y aceptación plagado de situaciones cómicas y conflictos familiares.

El guión de Kramer aborda la comedia romántica sin tapujos y se vale de todos los elementos más usados y clichés de manual sin sonrojarse en pos de la búsqueda de esta pretendida “comedia como nunca habíamos visto”. Y es que resulta imposible no tomar semejante slogan como una provocación ante un espectador que esté curtido con un mínimo conocimiento cinematográfico. No voy a hacer mención a sus más que obvios parecidos a filmes que sólo con el argumento arriba expuesto deben de resonar ya en la cabeza de todos, pero he de decir que estos líos de gray parecen un híbrido mal templado de La boda de mi mejor amigo –por supuesto puntualizando que ni Heather Graham es Cameron Díaz ni Bridget Moynahan es Julia Roberts- con Mucho más que amigos –producto infernal con Jennifer Aniston y el encantador Paul Rudd-. El guión y los diálogos de esta película destilan intrascendencia y su estructuración es vacua y atropellada, como una sucesión de escenas desperdigadas y desordenadas, como los deberes escolares de una alumna desorientada. Por si fuera poco, todos (todos!) los elementos cómicos del filme, del primero al último, parecen haber caído en una cuba de lejía gigante y haberse quedado descoloridos, dejando a quien asiste al espectáculo tan frío (amén de ofendido, por su falta de vergüenza) como anonadado.



Al parecer Sue Kramer ha gozado de una producción benevolente que le ha dado rienda suelta en lo que a la creación de su película se refiere, y uno se pregunta: ¿para qué? porque de original tiene bien poco. El crisol de tendencias cómico-plagiadas no tiene desperdicio: coger la autoinsatisfacción de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, los gags de Friends, una retahíla de referencias cinematográficas de primer curso, una gota del sarcasmo hiriente del Woody Allen de los ochenta, algunos encuentros pretendidamente pintorescos a lo Primos lejanos –el papelón de Alan Cumming como taxista escocés es de órdago, uno de los momentos más aberrantes de la historia del cine- y el elemento fundamental: una actriz versátil dispuesta a romperse los cuernos con un personaje imposible. Esta actriz es la entregada Heather Graham que lidia con su Gray con todo el tesón del mundo y que es el único elemento de la cinta que proporciona ritmo y algo de interés, con una interpretación aún así plagada de referencias baratas a Goldie Hawn o incluso Diane Keaton. La actriz, que rutilaba en aquella galaxia de estrellas que era Boggie Nights, con su entregada recreación de roller-girl, patina constantemente en esta cinta, pero no como lo hiciera en la película de Thomas Anderson, sino que se escurre por las farragosas palabras del texto de la Señorita Kramer, así, sus intentos de sacar a flote este barco hecho con tablones de gomaespuma son inútiles cuando se enfrenta a dos antagonistas que podrían entrar en el museo de la insipidez: Thomas Cavanagh y Bridget Moynahan (quien, por cierto, hacía de Natasha, también con notable desidia, en Sexo en Nueva York). Ambos bordan sus papeles plastificados en momentazos en los que se ve a la pobre Graham dando saltitos a su alrededor como si de una ardillita dopada se tratase.
Algo así ocurre con la excepcional Molly Shannon, cuya intervención es cuasi anecdótica, pero cuyos momentos podrían ser tomados como los únicos considerables de no ser quemados. Por cierto, que cabría esperar de la presencia de una madura Sissi Spacek y de sus más que demostradas dotes interpretativas mucho más de lo que da de sí con su psicóloga deportista, causante también de rojeces por lo bochornoso de sus diálogos.

Los líos de Gray es una mala película disfrazada de película de autor que puede incluso ofender por su zafiedad y su planteamiento facilón y aparentemente despreocupado, cuya vocación por no herir sensibilidades resulta molesta y enervante, con una propuesta que se empeña en pintar de arriesgada y que en realidad se manifiesta como un manual de lo políticamente correcto.

 

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